En mi activa y prolongada participación en la cuestión municipal he tenido como norma tildar a la actual gestión como desprolija, convencido que cualquier otra rotulación debe quedar a cargo de un juez.
Se ha producido, en los últimos días, la repentina reaparición, en los medios, del señor Secretario de Gobierno, y vocero del Intendente Municipal, Jorge Lipka, como consecuencia de un llamado a sesión extraordinaria al Concejo Deliberante, que se encuentra en pleno período ordinario de reuniones, para justificar el accionar de la administración ante acusaciones provenientes de algún concejal.
El secretario-vocero ha sostenido, erróneamente, que se puede llamar al deliberante a encuentros especiales, mientras transcurre el tiempo común de las deliberaciones. El funcionario tiene que repasar el reglamento interno vigente del C.D., que en su artículo 9º determina: “Serán consideradas sesiones extraordinarias todas las que se celebren fuera del período fijado en el art. 5º...”. El punto 5 fija ese período entre el 2 de Marzo y el 30 de Noviembre. Faltaría revisar los tiempos inadecuados usados, pero es suficiente, Lipka se equivocó. Mientras buscaba el resarcimiento moral del intendente, para lo cual tiene otros caminos, volvió a mostrar el nivel de eficiencia de la gestión.
Además el secretario se escuda en el artículo 22º de la Ley Orgánica Municipal Nº 8102, el que se limita a dictaminar quien puede convocar y que se puede tratar en una reunión excepcional, pero nunca determina el período, en cambio elude mencionar el artículo 21ª que si establece taxativamente el tiempo común de las sesiones. Toda esta explicación se ve coronada con el recuerdo del combate del almanaque que se libro, a nivel nacional, para intentar aprobar en extraordinarias el uso de las reservas del BCRA.
Lamento que el funcionario municipal no haya puesto el mismo ahínco legal para rendir cuentas del ejercicio económico 2009; para respetar la constitución, leyes y ordenanzas y la igualdad de oportunidades para nombrar personal municipal (costumbre añeja), para rechazar los beneficios de aumentos de sueldos irregulares y para dar luz ininterrumpida a la información pública.
Todas estas desprolijidades, las sospechadas y las ejecutadas, tienen un común denominador: el gasto desbordado.
La “plata que falta” fue a cubrir gastos cada vez más inmanejables, difíciles de ocultar y siempre sospechados de lucir la veta clientelar de la política. La “desaparición” de cerca de doscientos mil pesos se producen al alimentar estas prácticas inapropiadas para la estructura económica de la comuna mientras se burla la voluntad de los concejales, que culminaron su mandato en diciembre de 2007, que pretendieron, sencillamente, ahorrar.
Cómo es posible que no se puedan reservar recursos cuando los coparticipados crecieron, con relación a Junio de 2009, un 41%.
Se recibieron ciento noventa y siete mil pesos ($ 197.000), de aportes del gobierno, para aplicar a la obra Parque El Regalo y se aplicaron tan solo cuarenta y tres mil quinientos sesenta pesos ($ 43.560). ¿No es un subsidio con aplicación específica? ¿Está faltando gastar en el rubro?
Si al aporte mencionado le sumamos doscientos seis mil doscientos ochenta pesos con 33 centavos ($ 206.280,33), recibido por el Fondo Solidario Federal (parte que nos toca por las exportaciones de la soja) se totalizan más de $ 400.000,00 para obras públicas, partida que muestra una ejecución de 246 mil pesos.
Me pregunto; en que se gastaron, en el mes de Julio, noventa y seis mil novecientos trece con 63 centavos ($ 96.913,63), en gastos operativos diversos del Centro de Salud, lo que significó gastar en un mes el 15% del total ejecutado, en el año 2010, en salud, un desembolso llamativamente desproporcionado y como consecuencia poco transparente.
Crecimiento del 40% de los gastos corrientes.
La deuda eternamente oculta y que en períodos anteriores se cancelaba en promedio con, en las partidas consumos y servicios, treinta mil pesos ($ 30.000) anuales, mientras en los dos últimos ejercicios (con información parcial) se necesitaron saldar una media de ciento cuarenta mil pesos ($ 140.000).
Estos son algunos de los motivos por los que falta plata.
Hace muy bien el señor Lipka en rescatar la obra realizada en el “hospital” y destacar a los integrantes de la cooperadora, en el logro, ya que la administración comunal aportó, en el 2010, ocho mil setecientos dos pesos con 41 centavos ($ 8.702,41), cero pesos en el 2009 (mostrados) y seis mil quinientos pesos en el período anterior. Pareciera demasiado poco en relación a la envergadura de la obra.
Han fallado, y siguen fallando, los organismos políticos de control por lo tanto habría que determinar responsabilidades en el ámbito judicial para lo cual sigo dispuesto a dar los pasos necesarios, con el único condicionante de no tener que incurrir en gastos personales insostenibles, de la mano de algún letrado patrocinante o de un fiscal dispuesto a analizar lo actuado.
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