Perdónenme pero las circunstancias me obligan.
La escritura tiene la ventaja de perdurar y poder ser consultada cuantas veces sea necesario mientras las palabras vuelan.
Hace pocos días tuve la ocasión de escuchar, por Radio Montegrande, al cuestionado Secretario de Gobierno de la Municipalidad, Sr. Jorge Lipka, quien, en la oportunidad, reconoció que todos los problemas que hoy se ventilan tienen su origen en el desmadrado gasto comunal, coincidiendo, en esta cuestión, con declaraciones mías realizadas con pocos minutos de antelación.
En las mismas estoy seguro de haber sido coherente con el razonamiento que vengo pregonando desde hace muchísimos años y que se mantiene vigente en mis columnas publicadas en la red en mi blog www.lsigifredo.blogspot.com. Coincidentemente hace pocos días publiqué una titulada: “Es el gasto… porfiado”. Pura casualidad.
Después de este cruce, enriquecido por otros actores, me quedó la sensación que no se termina de entender cual es la problemática, lo que intentaré lograr a continuación.
Si bien el polifacético funcionario municipal manifiesta conocer la génesis del problema financiero municipal no he escuchado nunca cual es el medicamento adecuado para el mal. Tiene el diagnóstico pero receta fármacos contraindicados. Ni siquiera en un calmante ha acertado. Para él todo pasa por una retórica monótona, anodina, reiterada, que en muchos casos es desmentida por los hechos y en otros por las estadísticas.
Voy a correr el riesgo de reiterarme con datos, pero es necesario hacerlo. Mejoraron, en el último año, los ingresos coparticipables en más de un 52%; creció la planta de personal hasta límites desconocidos; el sistema de agua potable obtiene índices de rentabilidad del orden del 40% (a costilla de aumentos denunciados como infundados); se ejecutan partidas de gastos genéricas que reflejan imputaciones que por su dimensión les restan transparencia; se desconoce la ley de administración pública, supletoria de la legislación local; cuando todo esto sucede, y no se obtienen resultados satisfactorios, significa dos cosas: que no hay criterios administrativos lógicos y transparentes y, para peor, no parten de la conducción política decisiones trascendentales. En definitiva; no existe vocación por el ahorro y la consecuencia es que falte plata.
He sostenido, hace pocos días, verbalmente y públicamente, y para que no se borre lo escribo; que la actual administración de la comuna desconoce, desde sus comienzos, la ley y las ordenanzas. Actitud infinitamente más grave que mal administrar los recursos, tan es así que podría alcanzar el nivel de condenable.
Hasta aquí mi posición repetida respecto del gobierno local. Resumo: incapacidad para generar ahorro y reiterados desconocimientos de los mandamientos de la ley.
El Señor Lipka, hábil declarante en su rol de empleado público y a quien nunca adjetive personalmente, se ha balanceado, para encontrar la alcancía, entre la necesidad de repensar las estructuras municipales y la posibilidad de privatizar servicios municipales. Todas promesas incumplidas, como la de no participar en la política local o que el siempre sería un funcionario a disposición del intendente, mientras se incorporaba sorpresivamente a la planta de personal contratado, situación que lo coloca en una relación laboral ventajosa de aparecer divergencias futuras.
Desde la escuela primaria y hasta mi inconclusa carrera universitaria se me enseñó que uno de los abc de una república democrática, de un estado de derecho, es el respeto incondicional a las leyes pero la realidad se empecina en demostrarme que vivimos en el reino de la impunidad.
Triste y peligroso.
La escritura tiene la ventaja de perdurar y poder ser consultada cuantas veces sea necesario mientras las palabras vuelan.
Hace pocos días tuve la ocasión de escuchar, por Radio Montegrande, al cuestionado Secretario de Gobierno de la Municipalidad, Sr. Jorge Lipka, quien, en la oportunidad, reconoció que todos los problemas que hoy se ventilan tienen su origen en el desmadrado gasto comunal, coincidiendo, en esta cuestión, con declaraciones mías realizadas con pocos minutos de antelación.
En las mismas estoy seguro de haber sido coherente con el razonamiento que vengo pregonando desde hace muchísimos años y que se mantiene vigente en mis columnas publicadas en la red en mi blog www.lsigifredo.blogspot.com. Coincidentemente hace pocos días publiqué una titulada: “Es el gasto… porfiado”. Pura casualidad.
Después de este cruce, enriquecido por otros actores, me quedó la sensación que no se termina de entender cual es la problemática, lo que intentaré lograr a continuación.
Si bien el polifacético funcionario municipal manifiesta conocer la génesis del problema financiero municipal no he escuchado nunca cual es el medicamento adecuado para el mal. Tiene el diagnóstico pero receta fármacos contraindicados. Ni siquiera en un calmante ha acertado. Para él todo pasa por una retórica monótona, anodina, reiterada, que en muchos casos es desmentida por los hechos y en otros por las estadísticas.
Voy a correr el riesgo de reiterarme con datos, pero es necesario hacerlo. Mejoraron, en el último año, los ingresos coparticipables en más de un 52%; creció la planta de personal hasta límites desconocidos; el sistema de agua potable obtiene índices de rentabilidad del orden del 40% (a costilla de aumentos denunciados como infundados); se ejecutan partidas de gastos genéricas que reflejan imputaciones que por su dimensión les restan transparencia; se desconoce la ley de administración pública, supletoria de la legislación local; cuando todo esto sucede, y no se obtienen resultados satisfactorios, significa dos cosas: que no hay criterios administrativos lógicos y transparentes y, para peor, no parten de la conducción política decisiones trascendentales. En definitiva; no existe vocación por el ahorro y la consecuencia es que falte plata.
He sostenido, hace pocos días, verbalmente y públicamente, y para que no se borre lo escribo; que la actual administración de la comuna desconoce, desde sus comienzos, la ley y las ordenanzas. Actitud infinitamente más grave que mal administrar los recursos, tan es así que podría alcanzar el nivel de condenable.
Hasta aquí mi posición repetida respecto del gobierno local. Resumo: incapacidad para generar ahorro y reiterados desconocimientos de los mandamientos de la ley.
El Señor Lipka, hábil declarante en su rol de empleado público y a quien nunca adjetive personalmente, se ha balanceado, para encontrar la alcancía, entre la necesidad de repensar las estructuras municipales y la posibilidad de privatizar servicios municipales. Todas promesas incumplidas, como la de no participar en la política local o que el siempre sería un funcionario a disposición del intendente, mientras se incorporaba sorpresivamente a la planta de personal contratado, situación que lo coloca en una relación laboral ventajosa de aparecer divergencias futuras.
Desde la escuela primaria y hasta mi inconclusa carrera universitaria se me enseñó que uno de los abc de una república democrática, de un estado de derecho, es el respeto incondicional a las leyes pero la realidad se empecina en demostrarme que vivimos en el reino de la impunidad.
Triste y peligroso.
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