El Poder Ejecutivo de la Nación sancionó el decreto de necesidad y urgencia Nº 1602 por el que se garantiza una asistencia económica de $ 180,00 mensuales a los niños desde el nacimiento y hasta los dieciocho años, y sin límite de edad para los menores de edad con capacidades diferentes, todos deberán ser hijos de padres desocupados o que perciban en el sector informal del empleo (en negro) una remuneración que no supere el salario mínimo vital y móvil.
Esta iniciativa debe ser recibida con sincero alborozo producido por millones de niños que podrán recibir un plato de comida que les brindará las calorías mínimas que les permitan un mejor desarrollo físico e intelectual que los incluya en el mundo del conocimiento, única alternativa que les posibilitará gozar de igualdad de oportunidades.
La señora Presidente transmite, una vez más, la sensación de actuar espasmódicamente ante propuestas de opositores. Es innegable que el proyecto que proponía una asignación universal a la niñez pertenece, desde hace varios años, a sectores que hoy responden al liderazgo de la Dra. Carrió. Resultaría una necedad negarlo. Muchas veces se asistía incrédulos a discursos insistentes sobre el tema y se prefirió la descalificación a incursionar en un debate enriquecedor sobre un tema lacerante.
La premura del gobierno deja al descubierto infinidad de interrogantes y desprolijidades que se hubieran salvado si se hubiera asistido con la propuesta al parlamento, lugar político por excelencia evitando el habitual y preferible dictamen autocrático. Una vez más quienes practicamos una democracia plena tuvimos que anoticiarnos por la cadena oficial de radiodifusión la que se comporta como una voz partidaria con el coro de barras excesivamente bullangeras.
No obstante el escepticismo que me gobierna sobre la cosa pública consulté el presupuesto público nacional, del año 2010, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados faltando la de la cámara alta, y no encontré ni una letra de tan trascendente decisión. Increíble pero real.
Se nos dijo a los argentinos que este proyecto será financiado con recursos provenientes de la ANSeS, responsable de la administración del sistema previsional argentino. Es decir que los sufridos jubilados y pensionados actuales y futuros soportarán el costo de la iniciativa. Considerado que el haber “promedio” de todos los jubilados y pensionados argentinos no llega a los $ 1.200,00, un 20% por debajo del salario mínimo vital y móvil su puede afirmar que los pobres van a posibilitar que la mesa de los niños pobres esté servida.
Hay alternativas de financiamiento mucho más progresista que tienen que surgir de una reconsideración de tasas impositivas injustas y en la aplicación eficiente del desenfrenado gasto público, que está calculado en 273.000 millones de pesos por lo que con acomodar un flaco 4% aparecerían los recursos necesarios.
Llama la atención la disparidad de datos brindados desde el gobierno. La señora presidente sostuvo, dudando llamativamente, que gravar los intereses de los plazos fijos reportaría “si mal no recuerdo 441 millones”, horas después el Ministro de Economía prefirió llegar a los 600 millones, mientras que la información brindada por la Secretaria de Hacienda se estiró hasta los 943,2 millones. No se puede tener tanto desprecio por la información pública. Además se le olvidó al gobierno decirnos que está privando al estado, vía la exención, de recaudar por el impuesto a las ganancias $ 6.655,6 millones de pesos, la mayoría por actividades especulativas como la compra y venta de títulos públicos que restan al tesoro nacional 2.932,5 millones de pesos.
El diario La Nación estima en 13.600.000 la cantidad total de menores de 18 años argentinos. Fuentes documentales del gobierno certifican que 4.531.000 niños en el próximo año percibirán un salario familiar por estar alguno de sus progenitores en el sistema laboral formal, por otro lado el gobierno dispuso diez mil millones de pesos que alcanzarían para brindar a 4.631.000 menores una asignación de $ 180,00 mensuales.
Claramente el sistema no comprende a todos, habrá excepciones, por lo cual contradice la definición de universal y al no serlo se va a convertir una vez más en una opción que le calzará a medida a los eternos especuladores políticos.
Esta iniciativa debe ser recibida con sincero alborozo producido por millones de niños que podrán recibir un plato de comida que les brindará las calorías mínimas que les permitan un mejor desarrollo físico e intelectual que los incluya en el mundo del conocimiento, única alternativa que les posibilitará gozar de igualdad de oportunidades.
La señora Presidente transmite, una vez más, la sensación de actuar espasmódicamente ante propuestas de opositores. Es innegable que el proyecto que proponía una asignación universal a la niñez pertenece, desde hace varios años, a sectores que hoy responden al liderazgo de la Dra. Carrió. Resultaría una necedad negarlo. Muchas veces se asistía incrédulos a discursos insistentes sobre el tema y se prefirió la descalificación a incursionar en un debate enriquecedor sobre un tema lacerante.
La premura del gobierno deja al descubierto infinidad de interrogantes y desprolijidades que se hubieran salvado si se hubiera asistido con la propuesta al parlamento, lugar político por excelencia evitando el habitual y preferible dictamen autocrático. Una vez más quienes practicamos una democracia plena tuvimos que anoticiarnos por la cadena oficial de radiodifusión la que se comporta como una voz partidaria con el coro de barras excesivamente bullangeras.
No obstante el escepticismo que me gobierna sobre la cosa pública consulté el presupuesto público nacional, del año 2010, que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados faltando la de la cámara alta, y no encontré ni una letra de tan trascendente decisión. Increíble pero real.
Se nos dijo a los argentinos que este proyecto será financiado con recursos provenientes de la ANSeS, responsable de la administración del sistema previsional argentino. Es decir que los sufridos jubilados y pensionados actuales y futuros soportarán el costo de la iniciativa. Considerado que el haber “promedio” de todos los jubilados y pensionados argentinos no llega a los $ 1.200,00, un 20% por debajo del salario mínimo vital y móvil su puede afirmar que los pobres van a posibilitar que la mesa de los niños pobres esté servida.
Hay alternativas de financiamiento mucho más progresista que tienen que surgir de una reconsideración de tasas impositivas injustas y en la aplicación eficiente del desenfrenado gasto público, que está calculado en 273.000 millones de pesos por lo que con acomodar un flaco 4% aparecerían los recursos necesarios.
Llama la atención la disparidad de datos brindados desde el gobierno. La señora presidente sostuvo, dudando llamativamente, que gravar los intereses de los plazos fijos reportaría “si mal no recuerdo 441 millones”, horas después el Ministro de Economía prefirió llegar a los 600 millones, mientras que la información brindada por la Secretaria de Hacienda se estiró hasta los 943,2 millones. No se puede tener tanto desprecio por la información pública. Además se le olvidó al gobierno decirnos que está privando al estado, vía la exención, de recaudar por el impuesto a las ganancias $ 6.655,6 millones de pesos, la mayoría por actividades especulativas como la compra y venta de títulos públicos que restan al tesoro nacional 2.932,5 millones de pesos.
El diario La Nación estima en 13.600.000 la cantidad total de menores de 18 años argentinos. Fuentes documentales del gobierno certifican que 4.531.000 niños en el próximo año percibirán un salario familiar por estar alguno de sus progenitores en el sistema laboral formal, por otro lado el gobierno dispuso diez mil millones de pesos que alcanzarían para brindar a 4.631.000 menores una asignación de $ 180,00 mensuales.
Claramente el sistema no comprende a todos, habrá excepciones, por lo cual contradice la definición de universal y al no serlo se va a convertir una vez más en una opción que le calzará a medida a los eternos especuladores políticos.
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