Hace pocos días el Gobierno de la Provincia de Córdoba publicó la ejecución presupuestaria al 31/12/2008. Llamativo el tiempo necesario para terminar de conciliar los números públicos que debieran acortarse conforme a las herramientas disponibles en la actualidad.
En mi columna Cuando la limosna es grande… llamaba la atención de los lectores diciéndoles que la Nación era capaz de convertir treinta en quince pesos con alquimias imposibles de ser imitadas, pero también alertaba que nuestra provincia no era muy generosa con los aportes monetarios.
La Provincia de Córdoba, según los números oficiales, durante el ejercicio 2008 recibió recursos, de la Nación, por 5.856 millones de pesos los que repartió de la siguiente forma 4.985 millones los destinó a atender las necesidades del estado provincial y 871 millones, un exiguo 15% de los recursos federales, a sus comunas y municipalidades.
Recordemos que los municipios y comunas completan su coparticipación con un 20% del impuesto a los ingresos brutos que mostró una recaudación, durante el año 2008, de 2.246 millones e idéntico porcentaje de los 351 millones ingresados por el impuesto inmobiliario.
Siguiendo con el análisis de los números oficiales, recién salidos del horno, comprobamos que nuestra Municipalidad de Noetinger fue participada por todo concepto, durante el último ejercicio, con $ 3.506.903 que serían algo así como $ 700,00 por año y por habitante o que la de Leones recibió $ 5.161.064 que significarían $ 500,00 por cada leonense.
Migajas que en más de una ocasión significan más del 50% del total de los recursos municipales, con el agravante de haber asumido, en períodos anteriores, la prestación del servicio de salud u otros como el mantenimiento de los edificios públicos.
Todo este cuadro de extrema necesidad económica, de nuestros “pagos chicos”, puede llegar a atenuarse si se cuenta con el afortunado reconocimiento y la compresión de ineludibles legisladores de turno, o de funcionarios legislativos, llamativamente convertidos en miembros ejecutores de la política económica del gobierno. Toda una novedad del principio republicano de la división de poderes.
Pero hay más, con la complacencia de la inmensa mayoría de intendentes y concejales se aprobó, oportunamente, la creación de las comunidades regionales, las que se presentaron como la panacea del municipalismo, se sostenía con certeza científica que nos incorporábamos al mundo moderno de los gobiernos locales y muchos vaticinios más, por supuesto, siempre grandilocuentes. Logros prácticos obtenidos cercanos al fracaso.
Para demostrar, en parte, la aseveración del párrafo anterior recurramos a la ejecución de los números oficiales. La provincia destino de sus arcas, a esta apoteótica iniciativa, $ 900.000,00, en todo el año 2008, que al dividirlo en partes iguales entre los departamentos provinciales habrían recibido cada uno $ 35.000,00 o aproximadamente $ 3.000,00 por mes. Un agregado: de los 900 mil pesos comprometidos, al 31/12/2008, se debía aun la mitad.
No he visto ni oído, en muchos años, ningún administrador municipal ni legislador departamental levantar su voz para proponer un sistema de reparto mucho más justo y terminar con intentos impactantes que lo único que logran es alimentar la ineficiente burocracia gubernamental.
Como consecuencia de lo relatado tenemos gobiernos locales sumisos a las aspiraciones personales y electorales de funcionarios y legisladores que logran postergar la posibilidad de que los pueblos del interior puedan autodeterminar sus necesidades apremiantes. Entonces, vivimos pendientes de las invalorables cooperadoras que se ven obligadas a recaudar tributos reiterados que deberían ser incluidos en los análisis de los expertos en política tributaria.
Esta es solo una muestra de lo que no se debe hacer en un régimen que se declama federal.
En mi columna Cuando la limosna es grande… llamaba la atención de los lectores diciéndoles que la Nación era capaz de convertir treinta en quince pesos con alquimias imposibles de ser imitadas, pero también alertaba que nuestra provincia no era muy generosa con los aportes monetarios.
La Provincia de Córdoba, según los números oficiales, durante el ejercicio 2008 recibió recursos, de la Nación, por 5.856 millones de pesos los que repartió de la siguiente forma 4.985 millones los destinó a atender las necesidades del estado provincial y 871 millones, un exiguo 15% de los recursos federales, a sus comunas y municipalidades.
Recordemos que los municipios y comunas completan su coparticipación con un 20% del impuesto a los ingresos brutos que mostró una recaudación, durante el año 2008, de 2.246 millones e idéntico porcentaje de los 351 millones ingresados por el impuesto inmobiliario.
Siguiendo con el análisis de los números oficiales, recién salidos del horno, comprobamos que nuestra Municipalidad de Noetinger fue participada por todo concepto, durante el último ejercicio, con $ 3.506.903 que serían algo así como $ 700,00 por año y por habitante o que la de Leones recibió $ 5.161.064 que significarían $ 500,00 por cada leonense.
Migajas que en más de una ocasión significan más del 50% del total de los recursos municipales, con el agravante de haber asumido, en períodos anteriores, la prestación del servicio de salud u otros como el mantenimiento de los edificios públicos.
Todo este cuadro de extrema necesidad económica, de nuestros “pagos chicos”, puede llegar a atenuarse si se cuenta con el afortunado reconocimiento y la compresión de ineludibles legisladores de turno, o de funcionarios legislativos, llamativamente convertidos en miembros ejecutores de la política económica del gobierno. Toda una novedad del principio republicano de la división de poderes.
Pero hay más, con la complacencia de la inmensa mayoría de intendentes y concejales se aprobó, oportunamente, la creación de las comunidades regionales, las que se presentaron como la panacea del municipalismo, se sostenía con certeza científica que nos incorporábamos al mundo moderno de los gobiernos locales y muchos vaticinios más, por supuesto, siempre grandilocuentes. Logros prácticos obtenidos cercanos al fracaso.
Para demostrar, en parte, la aseveración del párrafo anterior recurramos a la ejecución de los números oficiales. La provincia destino de sus arcas, a esta apoteótica iniciativa, $ 900.000,00, en todo el año 2008, que al dividirlo en partes iguales entre los departamentos provinciales habrían recibido cada uno $ 35.000,00 o aproximadamente $ 3.000,00 por mes. Un agregado: de los 900 mil pesos comprometidos, al 31/12/2008, se debía aun la mitad.
No he visto ni oído, en muchos años, ningún administrador municipal ni legislador departamental levantar su voz para proponer un sistema de reparto mucho más justo y terminar con intentos impactantes que lo único que logran es alimentar la ineficiente burocracia gubernamental.
Como consecuencia de lo relatado tenemos gobiernos locales sumisos a las aspiraciones personales y electorales de funcionarios y legisladores que logran postergar la posibilidad de que los pueblos del interior puedan autodeterminar sus necesidades apremiantes. Entonces, vivimos pendientes de las invalorables cooperadoras que se ven obligadas a recaudar tributos reiterados que deberían ser incluidos en los análisis de los expertos en política tributaria.
Esta es solo una muestra de lo que no se debe hacer en un régimen que se declama federal.
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