VOTAR CON LIBERTAD
Luis
Sigifredo
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El próximo domingo
27 de Octubre hemos sido convocados por el Gobierno Nacional a emitir nuestro
voto para elegir, en el caso de la provincia de Córdoba, nueve diputados
nacionales que nos representarán en los próximos cuatro años en el Congreso de
la Nación Argentina.
Tienen obligación
de asistir todos los ciudadanos que tengan ente dieciocho y setenta años y en
forma optativa lo podrán hacer los argentinos mayores de setenta años y los
jóvenes de dieciséis y diecisiete años que estén inscriptos en el padrón
electoral.
Por imperio de las
leyes la Provincia de Córdoba es representada por dieciocho Diputado Nacionales
que se renueva por mitad cada dos años. También los cordobeses somos
representados por tres Senadores, los que se eligen cada seis años y no
corresponde hacerlo en este turno electoral. Su momento será en el año 2015
cuando los ciudadanos cordobeses elegiremos a todos nuestros representantes
democráticos: Presidente, Diputados Nacionales, Senadores Nacionales,
Gobernador, Legisladores Provinciales, Intendentes, Concejales y Tribunales de
Cuentas provinciales y municipales.
En esta oportunidad
se podrá asistir a votar con cualquier documento desde las originarias Libretas
Cívicas y de Enrolamiento hasta los actuales documentos, parecidos a una cédula
o tarjeta. Debe recordarse que si usted se presenta a votar con un documento
anterior al registrado en el padrón electoral no podrá votar bajo ningún
pretexto y se deben evitar porfías estériles que complican a las autoridades de
la mesa que están cumpliendo con una carga pública. En cambio si alguien se
presentara a sufragar con un documento posterior al anotado no tienen por qué
impedirle ejercer el derecho al voto. Importante es tener en cuenta estas
posibles alternativas considerando que cuando se emite la nueva matrícula no se
le retira la anterior y esto puede llevarnos a incurrir en un error que nos
lleve a discusiones injustificadas.
Debemos asistir a
emitir el sufragio sabiendo que en esta oportunidad no se elige al presidente de
la nación, ni al gobernador ni tampoco al intendente municipal, se trata de una
elección distrital o provincial donde seleccionamos a nuestros representantes
en la Cámara Baja del Congreso de la Nación Argentina los que debieran
enarbolar, ante todo, la independencia republicana que es un principio constitucional
y como tal inviolable.
Quienes por
convicción defendemos esas banderas nos debemos resignar y aceptar que vivimos
conducidos por gobiernos ultra personalistas que han llegado al extremo de postergar,
y muchas veces terminar, con los partidos políticos, pilares de las democracias
consolidadas, por vanidades personales. Estos fuertes individualismos tienen
como principal objetivo acumular un poder (tener todo bajo control) enfermizo y
limítrofe con prácticas reñidas con la democracia y la propia ley. El remedio
adecuado para esta enfermedad solo puede ser administrado por los ciudadanos
mediante su voto.
Debemos votar por
aquellos candidatos que nos garanticen el control democrático de los gobiernos
que ejercen un dominio que es contra indicado para una república. ¿Y cómo se
hace esto? Sencillo, debemos optar por alternativas electorales que nos
garanticen un equilibrio demócrata que ahuyente cualquier intento de ejercer un poder absoluto
que termine perjudicando a cientos de ciudades y localidades solamente por la
pertenencia partidaria de sus autoridades o por el peso específico de los votos
que son capaces de recaudar los habitantes de estos territorios.
El panorama de la
consulta nos muestra; ofertas electorales pobres e impropias, algunas casi
poéticas; las “ideologías”, que se van matando a pesar de integrar ese
fantástico mundo de las ideas y las utopías desde las que se gestaron la
Revolución de Mayo de 1810, la Independencia de 1816, la Constitución de 1853,
la Unión Cívica Radical, el Peronismo y la “gestión” que va ganando espacio en
los pedestales electorales y que ha transformado, paradojalmente, a una buena
cantidad de intendentes jóvenes en futuros habitantes de la casa de las leyes y
en candidatos testimoniales de medio período por estar comprometidos con
procesos electivos de ejecutivos del año 2015.
El voto es
necesario pero no suficiente para que una democracia alcance la madurez deseada.
Los electores debemos aprender a repartir el poder y exigir que este nazca de
la libertad, del diálogo, de una agenda única del estado, de acuerdos y no de
interpretaciones caprichosas de la ley y de un centralismo exacerbado donde estamos
sometidos a criterios antojadizos de funcionarios que tienen la capacidad de
resolver quienes reciben los dineros públicos siguiendo para ello criterios
patrimoniales personales muy distintos a los determinados por la propia ley
madre.
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