Días pasados, en oportunidad de la elección de Intendente Municipal, en una ciudad cercana a nuestro Noetinger, me toco presenciar un acto que les confieso no me asombró, pero si me impactó y lo sentí como un insulto a una vida dedicada a la política en forma digna, honorable y desinteresada. Un grupo de jóvenes estaban prestas para concurrir a emitir su voto y se preguntaban una a otra a quien votarían, sin evaluar, obviamente, ninguna cuestión culminante. Esta confesión me pone a tiro de ser tildado de ingenuo ya que es normal, mas aún en estos días, escuchar; “¡no se si ir a votar!”, “¡son todos iguales!”, “¡son todos corruptos!”, etc. Me pregunto por qué este desinterés, por qué esta indiferencia. Seria bueno preguntarnos si alguna vez como sociedad hemos hecho la autocrítica punzante, aguda, sobre nuestro proceder o será que adoptamos la posición más sencilla del no compromiso. Seguramente que me hubiese resultado mucho más cómodo y redituable sumarme a las voces del desánimo y no...
por Luis A. Sigifredo