Noetinger, 15 de Abril de 2011
Estimados vecinos de Noetinger:
El Intendente Municipal en su trayectoria política ha sabido usar, y no está prohibido, como estrategia permanente, aumentada en tiempos electorales, ponerse en víctima de fantasmas que lo persiguen para lograr su destrucción. Y debo reconocer que con la maniobra la ha ido muy bien.
En el último acto de su “victimización” ha permitido que desde desde la Municipalidad se haya difundido la carta de una adolescente con coraje cívico, categoría de vecino no muy difundida en esta localidad, que le resultó muy versátil a su sempiterna táctica.
En esta oportunidad se lo notó al jefe municipal presuroso para hacer conocer el pensamiento compasivo de una futura ciudadana, aplicando criterios de difusión distintos a cuando le llegan notas que marcan diferencias con su forma particular de interpretar la legislación que lo hace incurrir en graves fallas administrativas y que lo llevan a atravesar situaciones indeseadas.
De igual modo no he tenido la suerte, en realidad sería el derecho, de recibir una -soy concluyente UNA- respuesta, del responsable comunal, a mis pedidos de informes, mecanismo previsto por la Ley, para que quienes alguna vez desempeñamos el cargo honorífico de concejales podamos cumplir con el cometido republicano encargado.
Pero no dudó, durante mi gestión, en proponerme presentar un proyecto de ordenanza para que los concejales percibiéramos un sueldo, meditando, seguramente, futuras alternativas que lo beneficiarían previsionalmente. Se buscaba mi acuerdo a una medida ventajosa en lo personal pero antipática para el elector. Esto demuestra que el Sr. Riera no está exento de los vicios propios de la corporación política. Lejos esta de alcanzar la categoría de inmaculado que pretende ostentar.
Rescato un frase de la carta de Lourdes (Pensamiento de joven adolescente en Leer carta): “...tenemos muchos derechos, pero sobre todo deberes que cumplir...”, pauta, la resaltada, que el señor jefe comunal no cumple como funcionario público. La falta de memoria es una de las falencias más notorias que padecemos todos si de la cosa pública se trata. Ya en el primer cuatrimestre del año 2004 denuncié, en el concejo deliberante y públicamente, que dudaba de la transparencia en el manejo de la hacienda municipal, pero nunca dispuse de los recursos políticos y económicos necesarios para avanzar judicialmente, para de esta manera cumplir con lo que indica el código de procedimiento.
Hablando de obligaciones es bueno recordar solo algunas de las olvidadas por el actual ejecutivo municipal; pedir autorización al Concejo para aumentarse el sueldo, no rendir cuentas durante dos años, abrir las sesiones deliberativas, para hacernos conocer cuales son los planes públicos, (en esto bate un récord: no lo hizo nunca), todas las faltas imputadas en la reciente denuncia penal, llamar a concurso público para nombrar personal, ejecutar un presupuesto sin autorización, publicar una memoria anual sobre el estado en que se encuentra los diversos ramos de la administración. Se podría prolongar el listado pero la intención es marcar una forma de administrar que es sin dudas reñida con los mínimos valores de transparencia. Muchas veces me pregunté ¿cómo actuaría nuestro representante político si en una empresa particular, como dueño o socio, tuviera un gerente que administrará con los mismos criterios por él aplicados?
Sufrí en carne propia el escarnio más burdo que se pueda tolerar, y seguramente un buen porcentaje de mi situación física se la debo agradecer a esa situación, pero aprendí algo: que cuando se trata de cuestiones públicas, aunque aquello era privado pero fue usado absurdamente en forma política, además de ser honesto es necesario que a esta condición se la reafirme a cada paso, ¿y como se hace?, teniendo un apego irrestricto tanto a un simple estatuto de una cooperadora como a la suprema ley. De otra forma es riesgoso.
Aprovecho la oportunidad para hacer un comentario sobre la meneada denuncia penal al intendente. En su oportunidad y por los medios a mi disposición les hice conocer mi opinión, si bien el asunto se encontraba en instancias preliminares, les reitero en forma resumida que hubiera preferido el juicio político, que no inhabilitaba la acción judicial, instituto que prevé que la acusación y sentencia está a cargo de los concejales y que la resolución debe ser refrendada en un acto en el que participan todos los inscriptos en el padrón municipal. Creo que la resolución de este conflicto culminará, de presentarse el Intendente para intentar su reelección, con el plebiscito que significaría las cercanas elecciones municipales.
A los lectores de estas líneas les pido que no malgasten su apreciado tiempo en pensar a quien respondo políticamente por que errarán el diagnostico. Me siento muy bien alimentando esta vocación por lo público, que me acompañará hasta el final, como independiente republicano que apuesta a la integridad de la democracia, mucho más allá del día del sufragio.
En los tiempos que vienen me encontrarán dispuesto al diálogo y a la colaboración con quien le toque conducir los destinos de nuestra comunidad, sea quien sea, con la única condición de respetar los límites demarcados en la presente.
Esta carta será dirigida a la dirección de la Intendencia Municipal quedando a la espera del tratamiento de difusión que le brindará el Señor Intendente.
Luis A. Sigifredo
DNI Nº 12.091.048
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