La oleaginosa bautizada como “yuyo”, por la presidenta de la Nación, permitió que se cree el “Fondo Solidario Federal”, programa por el cual el gobierno central dispuso que se repartiera con las provincias un 30% de lo recaudado por los impuestos fijados a las ventas al exterior de los frutos de esta planta económicamente milagrosa para las insaciables cajas públicas.
Ese porcentaje distributivo; que termina siendo el 15%, ya que el resto va a financiar la cajita de la felicidad; debe ser destinado a obras de infraestructura, estando legalmente prohibido afectarlo al pago de gastos corrientes (léase: personal, consumos, servicios, etc.). Sólo la providencia podría permitirnos saber si se cumple este mandamiento dada la dañina habilidad contable de los funcionarios públicos que, de ser necesario, les permitirá encontrar una adornada justificación.
Es así como nuestro gobierno provincial, desde la instrumentación del fondo (abril 2009) a la fecha, se ha hecho de 117 millones de dólares los que debe compartir con las municipalidades y comunas, de esta provincia, de acuerdo a la ley en vigencia.
Además, la “maldita soja” le permite a los gobernantes; nacionales, provinciales y municipales; a partir del mes de Abril pasado gozar de un 123% de aumento en la cuota determinada por el fondo originado por el discutido vegetal. El nada despreciable incremento seguramente habrá acelerado la decisión de realizar algunas obras impostergables.
Ahora bien, ¿en qué se refleja todo esto para los vecinos de Noetinger? Los habitantes de la “casa de las tejas” resolvieron ordenar la construcción del edificio para la escuela técnica, IPEM 256 Anexo Noetinger, disponiendo para ello siete millones de pesos destinados a estructuras afectadas a la educación. Objetivo que debiera ser superior en cualquier administración pública, independientemente del partido político o de la ideología con la que se identifique. Por otra parte se va a cubrir una necesidad imperiosa de una comunidad educativa demandante y con beneficios inmensurables para toda la localidad.
Nuestra Municipalidad también se ve beneficiada por estos dineros fiscales adicionales que, en poco más de un año, le significaron un beneficio de $ 270 mil, los que deberían reflejarse en obras que contribuyan al desarrollo local. Así lo dispone la ley.
La grave irregularidad cometida por el Departamento Ejecutivo al esconder las inversiones totales realizadas en el año 2009, conducta llamativamente no sancionada por el Concejo Deliberante, nos imposibilita conocer el destino dado a los $ 154.474,00 recibidos en el ejercicio finalizado el 31 de diciembre último. Solo se puede afirmar que en el primer cuatrimestre del año corriente se realizaron trabajos públicos (¿obras?) por $ 96.855,83 de los cuales más de la mitad ($ 50.857,65) se destinaron a trabajos no identificados, ya que están encuadrados como diversos, lo que les resta trascendencia para ser catalogados como obras públicas.
No deberíamos permitir que esta dosis homeopática de federalismo se llegue a desperdiciar, una vez más, en planes y clientela electoral que terminan beneficiando intereses particulares y mezquinos, siempre en contra de impostergables beneficios comunitarios.
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