Creo que una vez más estamos cerca que se concrete la llegada del “gas” a Noetinger mediante la construcción de un ducto que alimentará la futura red domiciliaria.
Mi optimismo se fundamenta en las noticias nacionales e internacionales que anuncian que la provincia de Córdoba está esperando la acreditación de 400 millones de dólares producto de la emisión de bonos de deuda con vencimiento en el año 2017 y por la cual se pagaría un 12,35% anual de rendimiento por cada dólar invertido, tasa muy elevada comparándola con la cobrada a países vecinos.
Vale recordar que esta gestión cordobesa ya vendió, el año pasado, bonos por 150 millones de los verdes, mientras en esta oportunidad se pretendía obtener 250 millones, pero ante la avalancha de demandantes, que pretendían que se les vendiera 1.000 millones, el gobernador contador se sintió saciado con los 400 millones prontos a depositarse y siempre de la moneda del norte americano.
Nuestra provincia en el mes de Setiembre del año 2008, muy pronto se van a cumplir dos años, llamó a Licitación Pública Internacional para contratación del Proyecto Ejecutivo, Provisión de Materiales y Construcción de las Obras de Infraestructura para la gasificación por ductos de los Sistemas Regionales “Centro”, “Sur” y “Ruta 2” de la Provincia de Córdoba, con Provisión de Financiamiento y con un presupuesto oficial de 384 millones de pesos.
En Junio de 2009 se procedió a adjudicar la obra a CONSTRUTORA ANDRADE GUTIERREZ S.A., IECSA S.A., BRITOS S.A. (UTE EN FORMACIÓN) por la suma de 540 millones de la moneda nacional. A partir de este momento, salvo algunos comentarios intrascendentes y de compromiso, desaparecieron las noticias oficiales.
¿Por qué el optimismo? Simplemente por una cuestión de sentido común. La provincia solicito provisión de financiación, en criollo: que le fíen, como mínimo el 75% del costo total del emprendimiento, de cumplirse esta exigencia la provincia debería atender pagos por aproximadamente $ 135.000.000,00, tan solo un 8,43% del crédito que ha obtenido de los bolsillos de inversionistas nacionales e internacionales.
Resta esperar que los 1.600 millones de pesos ha obtener no sean dilapidados en gastos corrientes y clientelares que solventarán la habitual “fiesta electoral”, que habitualmente se desata alrededor de un año antes de toda elección, costumbre que se agiganta en las llamadas elecciones “grandes”, como va a suceder en el año 2011, donde se eligen todos lo cargos ejecutivos: presidente, gobernador e intendente.
No debemos olvidar, para cualquier análisis, que nuestra población y todas las comarcas aledañas jamás resultarán electoralmente una atracción fatal para los que ostentan poder. Siempre a nuestros funcionarios, nacionales y/o provinciales les resultará mucho más seductor gastar los dineros públicos en pomposos emprendimientos en los grandes centros urbanos.
Conociendo esta premisa y habiéndose demostrado, hasta el hartazgo, que el costo de la “obra del gas” era sostenible con el espectacular ahorro que los vecinos hubieran logrado al reemplazar el oneroso combustible envasado faltó solamente, hace casi siete años, la decisión y autonomía de los líderes políticos locales para haber logrado la concreción del proyecto, pero prefirieron entregarse a los designios de dignatarios omnipotentes cuya voracidad política nos llevo a formar parte de un mega proyecto, que es cierto beneficiará a otras comunidades pero que también nos llevó a pagar diez veces más, durante demasiado tiempo, un servicio público que además de economía nos hubiera brindado el confort requerido por una sociedad contribuyente de un estado selectivo.
Desde principios del año 2004 no puedo esquivar el recuerdo de la visita del Ingeniero Martin, hoy funcionario provincial de buen nivel, quien manifestaba tener la posibilidad de llegar a despachos gubernamentales decisorios pese a lo cual apostaba al esfuerzo comunitario para lograr disfrutar del apetecido fluido y que la participación del estado, de conseguirse, sería la frutilla del postre, latiguillo preferido del profesional mendocino.
Discurso motivador, si los hubo, pero el problema es que nunca hubo postre, y se sigue colectando ingredientes que fueron y son obscenamente caros e ineficientes para permitirnos gozar de un confort que se nos viene negando incompresiblemente.
Es bueno y necesario recordar que a la población nunca se le requirió, mediante métodos aceptables, la opinión sobre la disponibilidad a enfrentar el desafío. Hoy se podría afirmar que toda la cantinela terminó al satisfacer las demandas de la empresa actuante que nos legó documentación que hoy alfombrará algún cajón de un escritorio público.
Ojala haya llegado el momento de disfrutar aunque sea de un modesto bizcochuelo como postre. Eso sí; que sea horneado con gas natural.
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