Carta enviada a los Senadores de la Nación, por medio de mails, intentando hacer escuchar la voz ciudadana, actitud que los invito a imitar en la convicción que somos los únicos capaces de vencer a la soberbia y el autoritarismo.
Estimado Senador/a:
En mi condición de ciudadano, ante todo tengo la obligación de contarle que no tengo tierras, solo algún poco en las macetas y en las orejas, que me estoy recuperando de un ACV, debido a lo cual estoy parcialmente discapacitado, tengo 52 años y obviamente no tengo trabajo, todo lo dicho creo que lo convencerá que mi interés económico directo en el tema es: cero.
El problema en el interior es muy grave.
En la zona en la que vivo, Noetinger-Córdoba, los pequeños y hasta muchos medianos chacareros se han visto obligados ha arrendar sus tierras para evitar ser deglutidos por los costos fijos, única alternativa que les permite mantener la propiedad, la que en un alto porcentaje es herencia de dos o tres generaciones, no de la timba financiera o esta nueva figura especulativa: timba alimentaria.
No observo cual es el delito de formar un “pool”, que en definitiva es asociarse dentro de la Ley para ganar dinero, ¿cual es el pecado?, pero este gobierno logró demonizarlos demagógicamente.
En cambio, nuestro estado debería preocuparse por la permanente necesidad de “juntar” (significado de “pool” como verbo) para lograr que funcionen los móviles de la policía, para poder abrir las puertas de las escuelas y así educar a nuestros hijos o pagar una cuota a la cooperadora del hospital o centro de salud local. Estos son verdaderos “pool” de la necesidad, integrados para recaudar fondos (significado de “pool” como sustantivo) que les permitan atender los requerimientos básicos de cualquier sociedad moderna.
Creo que las “retenciones” son el peor de los impuestos en el que se pueda pensar, totalmente distorsivo e injusto, es un nuevo impuesto a los “ingresos brutos” al estilo de los provinciales, bastante “dañino” en la estructura económica de cualquier negocio.
Los gobiernos argentinos tienen una tendencia a complicar todo, te cobro este impuesto y después que me conseguiste hasta el certificado contra la envidia y de haber sido carcomido por la inflación te devuelvo algo de la imposición generada para saciar la angurria fiscal descontrolada.
La secuencia es; yo estado determino cuanto deben ganar los ciudadanos, como consecuencia de lo cual determino la escala de quien es pequeño y quien poderoso y le impongo mis insaciables deseos recaudatorios. Sencillamente ARCAICO.
¿Pregunto? ¿Cuál es la categoría que les impondrá el estado a quienes se encuentran amenazados por el desempleo?, ¿Cuál es la categoría que les corresponderá a quienes han resignado ingresos por la desaparición de horas extras, premios, incentivos?, ¿Cuál es la categoría que les corresponderá a pequeños comerciantes que ven desaparecer sus ventas? Esta es la situación del interior agrícola-ganadero-industrial.
El único impuesto capaz de segmentarse es el impuesto a las ganancias, ahí sí creo que se pueden barajar muchísimas alternativas. Terminar con las innumerables exenciones y ventajas impositivas que se le otorgan a poderosos. A los pobres hay que subsidiarlos con ventajas concretas; bolsa para la familia (como en Brasil), canasta predeterminada de alimentos con rebaja en el IVA y se puede trabajar sobre muchísimas opciones viables, simplemente hay que copiar a los países que la va bien.
Por favor, respetuosamente, no inventen más.
Hagan algo urgente, dejen la plata de circunstanciales utilidades en manos de los privados, recauden impuestos serios (como todos los países serios y que les va muy bien), ataquen con firmeza la inflación que está destruyendo a los pobres, cuiden las fuentes laborales, está es la única realidad y lo que puedan hacer los argentinos se lo agradecerán.
Respetuosamente,
Luis Alberto Sigifredo
DNI Nº 12.091.048
En mi condición de ciudadano, ante todo tengo la obligación de contarle que no tengo tierras, solo algún poco en las macetas y en las orejas, que me estoy recuperando de un ACV, debido a lo cual estoy parcialmente discapacitado, tengo 52 años y obviamente no tengo trabajo, todo lo dicho creo que lo convencerá que mi interés económico directo en el tema es: cero.
El problema en el interior es muy grave.
En la zona en la que vivo, Noetinger-Córdoba, los pequeños y hasta muchos medianos chacareros se han visto obligados ha arrendar sus tierras para evitar ser deglutidos por los costos fijos, única alternativa que les permite mantener la propiedad, la que en un alto porcentaje es herencia de dos o tres generaciones, no de la timba financiera o esta nueva figura especulativa: timba alimentaria.
No observo cual es el delito de formar un “pool”, que en definitiva es asociarse dentro de la Ley para ganar dinero, ¿cual es el pecado?, pero este gobierno logró demonizarlos demagógicamente.
En cambio, nuestro estado debería preocuparse por la permanente necesidad de “juntar” (significado de “pool” como verbo) para lograr que funcionen los móviles de la policía, para poder abrir las puertas de las escuelas y así educar a nuestros hijos o pagar una cuota a la cooperadora del hospital o centro de salud local. Estos son verdaderos “pool” de la necesidad, integrados para recaudar fondos (significado de “pool” como sustantivo) que les permitan atender los requerimientos básicos de cualquier sociedad moderna.
Creo que las “retenciones” son el peor de los impuestos en el que se pueda pensar, totalmente distorsivo e injusto, es un nuevo impuesto a los “ingresos brutos” al estilo de los provinciales, bastante “dañino” en la estructura económica de cualquier negocio.
Los gobiernos argentinos tienen una tendencia a complicar todo, te cobro este impuesto y después que me conseguiste hasta el certificado contra la envidia y de haber sido carcomido por la inflación te devuelvo algo de la imposición generada para saciar la angurria fiscal descontrolada.
La secuencia es; yo estado determino cuanto deben ganar los ciudadanos, como consecuencia de lo cual determino la escala de quien es pequeño y quien poderoso y le impongo mis insaciables deseos recaudatorios. Sencillamente ARCAICO.
¿Pregunto? ¿Cuál es la categoría que les impondrá el estado a quienes se encuentran amenazados por el desempleo?, ¿Cuál es la categoría que les corresponderá a quienes han resignado ingresos por la desaparición de horas extras, premios, incentivos?, ¿Cuál es la categoría que les corresponderá a pequeños comerciantes que ven desaparecer sus ventas? Esta es la situación del interior agrícola-ganadero-industrial.
El único impuesto capaz de segmentarse es el impuesto a las ganancias, ahí sí creo que se pueden barajar muchísimas alternativas. Terminar con las innumerables exenciones y ventajas impositivas que se le otorgan a poderosos. A los pobres hay que subsidiarlos con ventajas concretas; bolsa para la familia (como en Brasil), canasta predeterminada de alimentos con rebaja en el IVA y se puede trabajar sobre muchísimas opciones viables, simplemente hay que copiar a los países que la va bien.
Por favor, respetuosamente, no inventen más.
Hagan algo urgente, dejen la plata de circunstanciales utilidades en manos de los privados, recauden impuestos serios (como todos los países serios y que les va muy bien), ataquen con firmeza la inflación que está destruyendo a los pobres, cuiden las fuentes laborales, está es la única realidad y lo que puedan hacer los argentinos se lo agradecerán.
Respetuosamente,
Luis Alberto Sigifredo
DNI Nº 12.091.048
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